Bienvenidos a la polarización esperanzada

 

CFK se coloca como la principal líder de la oposición a nivel nacional al lograr la presidencia del emblemático Partido Justicialista a nivel nacional. Enfrentarse a Milei profundiza la polarización, sin embargo busca que el eje no sea Milei-Anti Milei sino Milei-Peronismo. La estrategia en el corto plazo favorece al presidente de la nación porque legitima su discurso y hace creíble la imputación de las causas a los problemas políticos. Milei ya había construído ese lugar para su enemigo desde antes de comenzar la campaña. Así CFK se mete en una cancha embarrada, en la que no todos los jugadores están comprometidos con el equipo. En el largo plazo sirve para sostener una visión nacional popular en el seno del partido justicialista, con sesgo bonairense, al que desde el mismo partido se le enfrentan varias corrientes autodenominadas «federales» los de Quintela y los de Schiaretti que no convergen porque difieren en los modelos de gestión, (neomanagerialismo cordobés VS modelo productivo/inclusivo y nacional-popular, con quintela como libero sin definir un modelo aunque en la práctica adscribió al segundo).

Ya no cabe duda de que el Kirchnerismo es un Peronismo, mayoritario, legitimo y conductor del movimiento nacional. (CFK durante sus presidencias no fue presidenta del partido, aunque la tradición es que: el que gana conduce).
Se profundizan los desafíos identitarios para el Partido Justicialista -Distrito Córdoba- de la provincia de Córdoba. Con los marcos de discusión tal como están definidos en el plano nacional, difícilmente se pueda construir nuevos relatos y nuevas narrativas que converjan en un nuevo o diferente peronismo. Posibilidades, hay. El desafío es contener a la juventud, que ya se manifiesta a favor de CFK y brindar oportunidades de desarrollo a los sectores más noveles del partido, para que puedan tener sentido. Tener sentido es fundamental para comprenderse y asumirse como peronista ya que el partido (con una estructura federal) se construye desde las bases y en la lucha por una patria justa libre y soberana. Con la particularidad de que en Córdoba es partido predominante donde la hegemonía gubernamental le ha permitido instaurar la sucesión administrada de la conducción, con una gran flexibilidad ideológico-pragmática que juega con el riesgo de desdibujar los límites del justicialismo.
Se profundiza el desafío identitario para Martin Llaryora, y el nuevo desafío será tender puentes para preveer el escenario de una posible salida del gobierno del PJ cordobés, que deberá repensarse profundamente en este contexto. Porque siendo gobierno, se puede prescindir del partido nacional, pero siendo oposición, es más dificil. Hay una crisis de identidad que es un desafío para el Gobernador porque necesita un partido fuerte y disciplinado (sin debate horizontal) para mantener el estilo de sucesión administrada, la competitividad electoral, y la conducción del frente interno.
Vamos camino a una argentina más polarizada, pero la polarización es el signo de los tiempos a nivel global.


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