La paradoja del cordobesismo:

¿Federalismo o provincialismo disfrazado?

El discurso cordobesista que enfrenta a Córdoba con Buenos Aires suele apoyarse en una crítica al supuesto porteñocentrismo de la política nacional. Desde esta perspectiva, se dice que Buenos Aires acapara recursos, atención y poder, mientras otras provincias quedan relegadas. Sin embargo, esta narrativa, lejos de promover el federalismo, parece alimentar un provincialismo que se blinda en lugar de integrarse a un proyecto nacional realmente federal.

Lo que es verdaderamente federal

El federalismo no consiste en diferenciarse de otras provincias, sino en construir puentes para formar un proyecto nacional inclusivo y representativo. Marcelo Leiras, politólogo y académico de la Universidad de San Andrés, ha señalado que Buenos Aires no solo es la provincia más grande en términos de población y votos, sino también la que concentra el mayor número de personas en situación de necesidad. Negar su centralidad en la política argentina es desconocer la realidad de un país profundamente desigual.

Buenos Aires representa el 37% del padrón electoral nacional y el 38% del Producto Bruto Interno del país. Además, tiene un peso significativo en la representación política en la Cámara de Diputados, donde aporta 70 de los 257 diputados, lo que equivale al 27%. En el Senado, sin embargo, como cada provincia tiene tres representantes, su influencia se diluye frente a provincias pequeñas que, juntas, están sobrerepresentadas en comparación con su población y aportes económicos.

El problema de la sobrerepresentación

En el Senado, provincias como Tierra del Fuego, que apenas tiene 190.000 habitantes, tienen la misma representación que Buenos Aires, con más de 17 millones. Esto se traduce en un sistema político donde las provincias pequeñas están sobrerepresentadas, algo que, lejos de equilibrar las diferencias, termina alimentando políticas fragmentadas y un federalismo disfuncional.

Esta sobrerepresentación, aunque está diseñada para proteger a las provincias más débiles, a menudo termina siendo utilizada para bloquear iniciativas nacionales en beneficio de pequeños grupos de poder local. Esto debilita la capacidad del Estado de articular un proyecto común y fomenta las tensiones entre provincias en lugar de fortalecerlas como parte de un todo.

Córdoba y su lugar en el proyecto nacional

El discurso cordobesista que busca diferenciarse de Buenos Aires parece ignorar que no se puede ser federal sin ser parte activa de un proyecto nacional. Esto implica reconocer las asimetrías históricas y trabajar para resolverlas en conjunto, no desde un aislamiento que refuerce las diferencias. Como bien señala Leiras, la democracia y el federalismo necesitan del reconocimiento mutuo entre las partes para poder funcionar.

Córdoba no puede blindarse y esperar que los problemas nacionales se resuelvan solos. Necesita participar de los debates sobre redistribución de recursos, integración económica y representación política, no como una provincia aislada, sino como un actor clave de la Argentina que queremos construir.

El verdadero desafío del federalismo

El federalismo argentino necesita repensarse, pero no desde la confrontación entre provincias. El desafío es construir una integración que reconozca las desigualdades estructurales y trabaje para superarlas. El federalismo no se trata de marcar diferencias, sino de articular diversidades. No se trata de competir con Buenos Aires, sino de entender que es parte fundamental del país, tanto como Córdoba, Salta o Tierra del Fuego.

El federalismo real no se mide por cuán lejos estás del puerto, sino por cuán cerca estás de la idea de una Argentina para todos.

Nota: Imagen de portada creada Con GROK IA


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