El héroe que no llega: carisma, arquetipos y la espera del ave fénix*

Hay algo en el clima político argentino que se mantiene constante, incluso cuando todo parece estar cambiando: el deseo de que aparezca alguien que nos salve. No cualquier salvador: uno que venga a romper con el estado de cosas, a poner orden donde hay caos, a castigar a los culpables y proteger a “la gente común”. No importa si lo llamamos Milei, Bullrich, Cristina o Néstor. Todos esos nombres funcionan —en distintos momentos y para distintos públicos— como encarnaciones simbólicas de algo más profundo: un arquetipo. El del «héroe protector».

Sub iectum: «sujetos a», el deseo de un rey

Si entendemos la subjetividad, como sugiere la raíz latina «sub-iectum» no como una interioridad autónoma sino como aquello que está “sujeto a”, entonces podemos empezar a preguntarnos: ¿a qué estamos sujetos políticamente hoy? ¿Qué fantasma organiza nuestros deseos colectivos?

La respuesta, me parece, está en una fantasía de restauración. Detrás de los gritos libertarios de Milei y el rechazo visceral al kirchnerismo que expresa el votante de Bullrich, hay una expectativa común: que aparezca alguien que “reordene el quilombo”. Como un nuevo Néstor Kirchner que venga a poner en fila a los actores del poder, a domar al dólar y a devolverle un sentido mínimo de estabilidad a la vida cotidiana.

Carisma, según Lindholm: un fenómeno de tiempos rotos

Charles Lindholm dice que el carisma no aparece en cualquier momento, sino en contextos donde el orden social y simbólico se ha desarmado. El líder carismático no es simplemente alguien simpático o convincente, sino aquel que logra representar la totalidad perdida, que capta el deseo colectivo de sentido en un mundo fragmentado. Y para hacerlo, tiene que ser percibido como alguien que viene “de afuera” del sistema.

Milei supo encarnar ese rol para un sector del electorado joven, desilusionado con todo lo existente. Su promesa de “romper todo” no era nihilismo, sino un acto simbólico de limpieza. Destruir para volver a empezar. Pero el problema del carisma, dice Lindholm, es que no se sostiene solo. Necesita institucionalización, algo que Milei no parece tener ni buscar.

Arquetipos: Rey, Guerrero y Mago

Robert Moore, psicólogo y discípulo de Jung, propone tres grandes arquetipos del liderazgo masculino: el Rey, el Amante, el Guerrero y el Mago. Cada uno responde a funciones distintas: el Rey ordena y protege, el Amante desea al otro/a, el Guerrero lucha, el Mago comprende y transforma.

En la política argentina actual, Milei aparece como Guerrero: confronta, incendia, destruye. Pero no logra ocupar el rol de Rey. La figura de Bullrich también se construye desde la guerrera: firmeza, mano dura, orden por la fuerza. Pero carece del aura unificadora que implica el arquetipo real.

Por eso, en el fondo, muchos siguen esperando que vuelva “un Néstor” —alguien que combine autoridad, astucia y capacidad de ordenar. No se trata tanto de la figura real de Kirchner, sino de lo que simboliza: el Rey protector, que contiene al Guerrero y al Mago, y devuelve sentido al mundo.

Esperanza: el sentimiento político más vigente

Este deseo no es sólo teórico. Se verifica en la opinión pública. A pesar de la crisis, la desesperanza no es el sentimiento dominante. Según la encuesta de Equipo Mide publicada por Infobae en diciembre de 2024, la esperanza sigue siendo la emoción más presente entre los argentinos al pensar en el futuro del país. Es decir: aún creemos que puede aparecer alguien que nos saque del pozo. Pero esa espera, en la medida en que se vuelve crónica, se transforma también en una trampa.

El ave fénix y la jaula de las fantasías políticas

El problema es que seguimos creyendo en el.mkto del ave fénix. Un país que renace de sus cenizas, que emerja  del fuego y resuelva por nosotros. La política argentina está atrapada entre el desencanto y la nostalgia. Nos cuesta imaginar salidas colectivas, procesos, acuerdos. Lo que anhelamos es un milagro con nombre propio.

Y mientras no logremos romper esa lógica —mientras siga ausente el arquetipo del rey (¿o reina?) en el liderazgo politico y sigamos sosteniendo el mito del ave fenix— seguiremos repitiendo el ciclo: crisis, promesa, desilusión, nueva espera.

Entonces… Ya sabemos por dónde pueden surgir los nuevos liderazgos y a qué debemos apuntar si queremos estabilizar el liderazgo en argentina.

Un buen líder masculino expresa la potencialidad total de sus arquetipos masculinos: el mago, el guerrero y el amante, con el rey a la cabeza en todo su potencial.


*Escrito con asistencia de IA.


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