Estrategia no es un lujo: es el piso mínimo*

En política, todavía hay quien cree que llamar a un consultor es signo de debilidad, como si pedir ayuda fuera una señal de que no se sabe qué hacer. Error. Un político que trabaja sin consultor, sin estrategia, sin diagnóstico, sin método… no es más autónomo. Es más vulnerable.

Un consultor no es un jefe de campaña, ni un community manager con ínfulas, ni un reemplazo para los equipos políticos. Mucho menos un gurú que viene a imponer “lo que hay que hacer”. Un buen consultor es, sobre todo, alguien que escucha. Que traduce, que enmarca, que ayuda a mirar. A veces hace de entrenador, a veces de maestro, a veces simplemente pregunta lo que nadie se anima a preguntar. Y en ese juego de roles, va ordenando la complejidad política, que hoy es mucha.

En campaña, aporta método. En gobierno, aporta dirección. En crisis, aporta calma. En crecimiento, aporta foco. No compite con los equipos: los fortalece. No opaca liderazgos: los hace más nítidos. Y siempre, siempre, empuja hacia la profesionalización. Porque la política hoy exige equipos con formación, con oficio, con capacidad de leer lo que pasa más allá del ombligo propio.

Pensar que el poder político puede improvisar eternamente es no haber entendido nada. La estrategia no es un lujo: es el piso mínimo. Y tener alguien que te ayude a construirla, sostenerla y corregirla cuando hace falta no es rendirse. Es, justamente, decidir no ir a ciegas.

Algunos ejemplos de consultores de gran calibre son;

🔹 Carlos Fara (Argentina)

Consultor con décadas de experiencia, trabaja con intendentes, gobernadores y candidatos presidenciales. Tiene un enfoque muy sólido en investigación, encuadre estratégico y gestión de campañas. También escribe y da formación, lo que lo convierte en una referencia para colegas más jóvenes.

🔹 Jaime Durán Barba (Ecuador/Argentina)

Quizás el consultor más conocido en Argentina. Fue el principal asesor de Mauricio Macri durante años, desde su época como jefe de Gobierno en CABA hasta la presidencia. Su enfoque se centra en la comunicación emocional, la segmentación del electorado y la importancia del relato por sobre el dato técnico. Tiene una mirada muy clara sobre cómo se construyen liderazgos en la era digital.

🔹 Antoni Gutiérrez-Rubí (España)

Asesor de líderes progresistas en América Latina como Cristina Fernández de Kirchner, Gustavo Petro o Gabriel Boric, Gutiérrez-Rubí es un ejemplo de un consultor que combina lo académico con lo práctico. Su enfoque suele ser más institucional y de largo plazo, con fuerte atención a la innovación, la transparencia y la cultura digital.

🔹 Dick Morris (Estados Unidos)

Fue uno de los asesores clave de Bill Clinton en los 90. Se hizo famoso por su capacidad de anticipar movimientos del electorado y por el uso intensivo de focus groups. También trabajó con candidatos en América Latina. Su estilo es más agresivo y centrado en la táctica.

¿Qué es ASACOP y por qué importa que tu consultor esté ahí?

En un mercado tan poco regulado como el de la consultoría política, cualquiera puede imprimir una tarjeta que diga “consultor” y empezar a vender espejos de colores. Pero entre la improvisación y la estrategia hay una distancia enorme. Y en esa distancia está ASACOP.

ASACOP es la Asociación Argentina de Consultores Políticos. No es un sindicato ni una logia. Es una comunidad profesional que busca una cosa muy simple pero fundamental: elevar los estándares de la consultoría política en Argentina. ¿Cómo? Promoviendo la formación continua, los principios éticos, la transparencia en el ejercicio de la profesión y el intercambio serio entre colegas.

Contratar a un consultor o consultora que esté asociado a ASACOP no es garantía de éxito electoral (eso no lo garantiza nadie), pero sí es una señal fuerte: esa persona se toma en serio su trabajo. Respeta ciertas reglas. Está conectada con una red de profesionales. Se forma, publica, se expone a la crítica de sus pares. En definitiva, no improvisa.


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