Vivimos en tiempos de polarización. Pero la polarización no es sólo ideologica, es también afectiva y tecnológica. Y quiero acentuar esto me refiero no solo a las tecnologías digitales (IA, Agentes, Automatización) sino también a las tecnologías de gestión.
La política, desde la modernidad, es una cienica y a la vez una técnica. Que ha desplegado sus alas desde los recónditos rincones de las cortes, hacia las corporaciones, hacia las redes de actores, hacia la ciudadanía en general.
Esa técnica es imprescindible, dice maquiavelo: «es el arte de una estrategia» … etc.
Destaquemos estos dos términos para pensar una técnica: arte y estrategia. Creatividad y lógica. Disciplina e innovación. Método e imaginación. (Sensibilidad e imaginación diría Peron).
Cuando esa tecnica falla, vemos que una acción estratégica puede golpear en el centro de nuestra estrategia. Un ejemplo de esto es la centralidad que el reclamo por la eliminación de las retenciones tiene en la identidad de «las fuerzas del centro» promovidas por Juan Schiaretti y lideradas por Martin Llaryora. Y el golpe fatal que le imprimió Javier Milei al anunciar que va a «eliminar» las retenciones ante la sociedad rural.
Y es que esto golpea en el core del discurso cordobesista y su ethos «gringo farmer» al decir de Pablo Touzon y Federico Zapata, si se ven mejor representados en un proyecto oligarquico-desigual, (como etiquetó Daniel García Delgado a la propuesta regulatoria de la derecha antipopular en la Argentina hoy reverdecida en su version extrema) Andá nomás maquina… nadie te detiene.
Fue interesante el contragolpe de Martin Llaryora anunciando la suba de jubilaciones mínimas (cordobesas) en un contexto de ingresos indignos para la mayoría de la población. Parece que algunas líneas locales tomarno nota del desafío identitario y empezaron a acomodar el cuerpo. Pero la interna es feróz, y la coalición ampliada, no sólo tiene zonas de incertidumbre, tiene élites homogéneas.
El profesor Jorge Mendez siempre destaca cómo el «modelo cordobés» logró resolver el problema de la suceción política con el binomio De La Sota – Schiaretti. Pero sostiene que el partido no es hegemónico, sino predominante, y que no hay un ethos neoliberal detras de sus políticas, sino apenas una interpretación de las demandas económicas y políticas del grupo de los siete, y un tácito acuerdo de no injerencia entre política y economía.
Sin embargo, ese acuerdo hoy se presenta unidireccional. La política no va a perseguir ocupar cargos gerenciales en las empresas del establishment cordobés. Pero para el estáblishment cordobes, han sido cada vez más seductoras las ideas abolicionistas del Estado que hoy representa LLA.
No se puede hacer política en el vacío, es imposible el consenso absoluto, y como enseñan acertadamente Mouffe y Laclau, toda posición política implica una exlusión radical de otras posicones. Y me permito agregar, toda política pública, distribuye o redistribuye (desigualemente) sus beneficios y costos.
Es muy popular en cordoba la ideología del consensualismo, pero no solo es peligrosa para el pluralismo y el antagonismo democrático. Vaciada de las disputas estructurales, y reducida a su faz de gestión, es incapaz de interpelar a los ciudadanos en la arena de la política nacional sin recurrir a imposturas discursivas o licencias como la que conviete al federalismo en un sistema económico (desconociendo la articulación política y compleja del sistema federal) que nada tiene que ver con el sistema político pensado por el constituyente y como forma de garantizar la unidad política nacional por sobre la división o faccionalismo provincial.
Es cierto, es dificil no discutir la centralidad de la provincia de Buenos Aires y su performatividad en la política nacional. Más cuando algunas fuerzas políticas que compitieron en la arena provincial, eran construidas de arriba hacia abajo, de lo nacional a lo local. Como hoy es construida LLA. Un partido que crece por difusión, pero no es confederado.
¿Y quién le va a discutir a Buenos Aires (hoy Milei)? Si el peronismo que es un partido confederado con base local, no logra construir liderazgos representativos. Una disputa coyuntural, como fue la de las retenciones, permitió fundar una identidad local como el cordobesismo.
Hoy, esa estrategia está en crisis, con el desafío identitario a flor de piel, y con el dilema de que las elites nacionales no son como las provinciales. Es otro tablero, es otro ajedrez, mas parecido a un pasapiesas entre multinacionales y agencias internacionales y gerentes locales.
A Córdoba la salvan una modestamente buenas gestiones económicas, una mejora incremental en su calificación crediticia, y en la capacidad de la alianza goernante de conectar mediante rutas, pueblos que, al mismo tiempo, le permite exportar por ruta a los gringos farmer que los apoyaban.
Pero no hay que olvidar, que como dice la tecnica política: el arte de una estretegía. Hay que ponerse creativo, porque todo lo que ya le otorgaste a un sector es pasado, la coyuntura impone sus demandas y sus razones.
Un nuevo desafío identitario asoma para Córdoba, que está ansiosa por exportar su modelo Corporativista a la región centro. Y para las fuerzas del centro el desafío, de no caer en la polarización afectiva sin resignar la posibilidad de sostener una identidad política. Porque como ya nos avisó Mario Riorda: «ey, las ideologías existen».
Y las redistribución como efecto de las políticas también. Ojo Milei.


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